5 de marzo de 2018

Los Extraplanetarios de Baavi - Antecedentes del affaire Ummo - Primera Parte - Débora Goldstern


Los Extraplanetarios de Baavi
Antecedentes del affaire Ummo
Primera Parte
Débora Goldstern©

«Estas dos hermanas fueron santas maestras, junto con otros dos hombres pequeños que dijeron que eran hombres de Baawi. Dijeron: "La gente ha venido del cielo a la tierra, y otras personas han sido levantadas de la tierra al cielo» Las Enseñanzas de Emmanuel, 1963.



Nuestro primer artículo e investigación exclusiva, para Crónica Subterránea, iniciando este 2018. Atienda el lector!

Tiempo antes que el caso Ummo hiciera su irrupción, existió un expediente poco reseñado, y cuya vinculación con el archivo español, cuenta con elementos distintivos entre ambos sucesos, convirtiéndolo en una historia vital, especialmente por el modelo emergente del mismo, más tarde imitado hasta el hartazgo.

Según se narra en su historia, aquel evento tuvo lugar en la década el cuarenta, aunque tardaría veinte años en darse a luz. El escenario elegido fue la Argelia Francesa, donde este avistamiento y posterior abducción ovni, se hizo presente. 

Pero vayamos a los hechos. Debemos al escritor de origen galo Robert Charroux, uno de los padres del llamado Realismo Fantástico, quién diera a conocer, aquello, que en círculos ufológicos más tarde se conociera, como “los extraplanetarios de Baavi”. La primera vez que Charroux incluyó el tema en una de sus obras fue en 1964, donde en El Libro de los Secretos Descubiertos, se retratara aquella aventura, iniciada con una misiva que le fuera remitida por un misterioso desconocido, al cual se apodara MNY.

«Señor
Lo que le escribo no es un cuento maravilloso, y tampoco un relato de ciencia ficción. Las informaciones que estoy encargado de transmitirle se irán completando unas a otras para constituir un todo homogéneo, y tal vez hasta las últimas palabras de mi última carta no tendrá usted la certeza de que el corresponsal ocasional que soy yo, nunca ha tenido en ningún momento, el deseo engañarle» (Charroux 1964, 286)

Aunque Charroux era un ferviente convencido de antiguas visitas alienígenas en el pasado del planeta, tenía sus reservas antes los avistajes de ingenios celestes, que por aquellos días tenían a los reportes de prensa ocupados. Sin embargo, en cuanto recibió la carta manifestó rápida simpatía por su interlocutor, aduciendo:

«La documentación recibida posteriormente –de la que daremos los extractos principales – nos convenció de que MNY era un hombre de una honradez perfecta, y que indiscutiblemente era enviado por un grupo de seres interplanetarios o terrenos que incluían en su seno a sabios de elevadas cualidades; físicos, químicos, biólogos, gramáticos, matemáticos, arqueólogos, etc. Los seres de este grupo son hombres de Próxima Centauri, y han llegados en ingenios interplanetarios a nuestro planeta: honestamente debemos decir que nada sabemos de ello. Pero la existencia de esta sinarquía, de esta Central secreta notablemente organizada desde hace muchos años, cuando no de siglos, demuestra que una política oculta muy poderosa, opera actualmente por encargo de una gran nación y que cuenta, quizá, con el apoyo de un jefe de Gobierno que tiene autoridad sobre más de 700 millones de individuos» (Charroux 1964, 286-287)

Una de las primeras preocupaciones de los intrépidos visitantes, continuando con la carta redactada por MNY a Charroux, era su temor al salto nuclear, que durante la Segunda Guerra Mundial inició sus primeros pasos, con la detonación atómica provocada por los norteamericanos en suelo japonés. Los cosmonautas de Baavi hablando de su tecnología de punta, hicieron hincapié en la posesión de una extraña aeronave llamada vaidorges[1] descrita:

«como dotada por una velocidad superlumínica que les permite entrar en el tiempo, es decir efectuar los mayores recorridos en pocos minutos de tiempo positivo, o incluso en tiempo negativo, lo cual significa, en otras palabras, que estos cosmonautas pueden llegar a término la víspera de su marcha» (Charroux 1964, 287)

Otras de sus ocurrencias, fue mencionar la existencia de bases secretas en la tierra, marcando como un punto de importancia las Islas del Archipiélago de Las Maldivas, en el océano Índico, sur de la India. También se cita la existencia de cierta documentación donde los baavianos se explayan sobre su civilización, gramática, alfabeto, y ciencias.

La cuestión bíblica se ve afectada con la afirmación que los baavianos tuvieron contactos en el pasado con hombres de la tierra, especialmente con sus mujeres, así como con seres de Marte, que más tarde ante las condiciones de deterioro sufrido por el gigante rojo, buscaron refugio en las planicies del Tíbet, convirtiéndose en los padres de la actual raza amarilla

Acerca de su cultura, los baavianos explicaron que su sociedad no se centra en la familia, así como su práctica en materia económica, los acerca al comunismo, donde en la tierra, China, sería su ideal. Hablan de haber vencido el ciclo de la muerte, alcanzando la inmortalidad, por lo cual, se ven obligados a practicar el control natal. Cuentan también en su planeta, conviven con una especie de gigantes, que curiosamente llaman YETIS, utilizados por ellos en tareas menores. La famosa piedra de Baalbek, incrustada en el Líbano, fue obra de sus conocimientos antigravitatorios y de levitación[2], que los terrestres heredaron como legado.

No obstante aunque Charroux abrazara el mensaje como posible, cierra su capítulo con algunas reflexiones, donde acusa la ausencia de pruebas más sustanciales que den crédito a los enunciados de MNY.

«¡Pues bien! ¡Ahora sabéis lo esencial sobre el misterio de los ingenios intergalácticos y sobre los maestros ocultos de nuestro planeta! ¡Falta saber si este relato constituye la más grande revelación del siglo o se trata de una broma notablemente montada! Señalamos de entrada que, al igual que en las historias de los platillos voladores, no se nos aporta ninguna prueba material de la realidad de los hechos. Nada de ingenio expuesto al público, nada de “hijos del Sol”, que entren en contacto con personalidades políticas o científicas, lo cual sería de la más elemental cortesía, notablemente por lo que se refiere a Inglaterra, a la que pertenecen las Islas Maldivas; nada de divulgación concreta que pueda acreditar la elevada ciencia de esos “Conocedores” poseedores del secreto de la inmortalidad: por ejemplo, los remedios contra el cáncer, el eccema, incluso contra el simple y tenaz reúma del cerebro. ¡Para una gente que, según su propia confesión, violan nuestro cielo planetario y aterrizan sin avisar en nuestros campos de alfafa y nuestros pastizales, el procedimiento es bastante singular! » (Charroux 1964, 295)

En definitiva Charroux no descartaba se ocultara algún activismo chino, en tal insólito testimonio, bajo la fachada de un supuesto mensaje extraterrestre. Pero la historia de los interplanetarios baavianos no caería en saco roto, y en libros posteriores volverían pronto a la carga, retomados por un Charroux entre fascinado y atribulado, ante semejante divulgación.

Una de esas ediciones sería The Mysterious Unknown («Nuestros Antepasados Extraterrestres»), que publicado en 1969, vuelve a presentar en uno de sus capítulos más narrativas de los Baavian. 

Cabe destacar que esta vuelta de misterioso contactado MNY, coincide con la explosión que pronto sacudiría al mundo a través del caso UMMO. 

Pero continuemos con nuestro hombre y Charroux. En un claro intento por impresionar al investigador francés, MNY presentó esta vez una abultada documentación como para ratificar su versión, con el fin de convencer a un ahora desconfiado escritor. Fue así que de la noche a la mañana, intricados planos mostrando el funcionamiento de máquinas aéreas como por ejemplo del vaid (nave espacial), y otros inventos, surgieron como esplendorosas muestras de una tecnología extraterrestre, puesta al servicio del hombre.

Diría Charroux:

«Descripciones de naves espaciales intergalácticas, construidas sobre un sistema que en algunos detalles era completamente diferente de cualquier ciencia terrestre. Invención de un sistema de sincronización, una filosofía. Documentos escritos en armenio y que establecen los fundamentos de la ciencia de Baavian. Uno solo podría preguntarse si alguien se tomaría la molestia de resolver algo tan completo simplemente por el bien de sacarle partido a la gente. Es cierto que no sería la primera vez que alguien inventó una nueva forma de escritura. Pero también significaría que MNY, se había tomado la molestia de inventar una ciencia, un sistema de sincronización de pesos y medidas, de filosofía y ética. En resumen, todo eso implicaría una gran cantidad de trabajo para un solo individuo, cuya personalidad sería de gran respeto si fuera lo que dice ser, y cuya habilidad inventiva debe ser admirada si fuera un impostor. Por estas razones le propuse publicar algunas de las asombrosas revelaciones contenidas en sus archivos: Un hombre que desde la Tierra fue hacia el planeta Baavi, y cuenta la historia de sus aventuras en aquel viaje interplanetario» (Charroux 1969, 307-308)

Pero la apuesta mayor tuvo al propio MNY, del cual Charroux logró arrancarle algunas confesiones extras sobre sus inicios con los baavis de Alfa Centauris, que por primera vez se atrevió a relatar.

La trascripción de lo sucedido es más o menos lo siguiente:

«En 1934, MNY … estaba en el sur de Argelia, en las mesetas, entre el valle del Ighargharen, que domina el Tassili de los Ajjer (o Azdjer) y el valle de Issauán. Allí encontró a un viejo sahariano que contaba extrañas historias, pero al que no tomaban muy en serio ni los indígenas, ni los escasos europeos que a veces paseaban por estos lugares. Nuestro informador supo establecer lazos de simpatía con aquel viejo, y un día éste le condujo a una gruta donde desenterraron una jarra plana hundida en la arena que allí había acarreado, seguramente, el viejo del desierto. En la jarra había una piel cosida, cuya costura parecía relativamente reciente. MNY … cortó los hilos y vio que el paquete contenía: un libro manuscrito de pensamientos y fórmulas, y entre dos páginas del libro, dos pergaminos escritos en una lengua que parecía armenio, y cuyo texto, se supo después, reproducía cinco aforismos de los baala. El guía no pidió dinero en compensación de la molestia que se había tomado, lo cual no dejo de intrigar a MYE Cómo habían sido enterrados esos pergaminos en el Tassili, porque divulgó la cosa el viejo sahariano, y porque milagro un texto armenio resultaba ser una transcripción de documentos del planeta Baavi, no lo sabemos y el propio MYE … lo ignoraba también. En todo caso pensamos que este descubrimiento, más o menos fortuito, fue el hilo conductor tendido por “iniciadores” para conducir a MYE … hacia ellos» (Charroux 1969, 310)

Enmarcados dentro de un lenguaje científico, los documentos hacían gala de su supuesta sapiencia en la materia.

«El espacio en una galaxia y en una agrupación galáctica, no es el espacio-axioma absoluto. En el medio, que sirve de centro a mundos de tres dimensiones. En el espacio, axioma absoluto, el movimiento tiempo no existe. El presente extracósmico es la esencia misma del espacio-axioma “absoluto”. (Más “claro”: es la esencia misma del universo, que no es ni elemento ni vital)» (Charroux 1969, 311)

Pero Charroux duda, y decide someter los supuestos manuscritos encontrados por MYE a un filólogo armenio, quién consultado proclama:

«no tienen ningún valor. Son, o bien falsificaciones, o textos en clave, en los que cada letra francesa ha sido reemplazada por la letra armenia correspondiente» (Charroux 1969, 311)

Sin percatarse, este estudioso acababa de hacer un aporte significativo para ir desentrañando el enigma, que más adelante retomaremos.

Otras de las historias que MYE narró a Charroux llevó su relato hacia un punto aún más alto, redoblando la apuesta en cuanto a su valor como testigo de contacto. El diálogo entre ambos resulta imperdible.

«Durante la guerra, o sea, entre 1940 y 1945, el señor MYE … desapareció por dos meses. Era una época alterada en que uno no iba por gusto a la comisaría, ni a otros centros oficiales, y, en pocas palabras, la familia del desaparecido le creyó muerto y se vistió de luto. 

–Yo había acudido a una cita-dijo MYE … las gentes a quiénes iba a ver me inspiraban confianza, y ellas, a su vez tenían confianza en mí. Me llevaron consigo a Baavi.
–Veamos, veamos –objetamos nosotros-, la cosa no ha pasado así. Fue necesario que abandonase usted su casa, que tomase primero su coche, un taxi o un tren; durante la guerra, los medios de comunicación eran casi inexistentes o precarios. ¿Cómo habría usted acudido a la cita?
–En tren hasta Cosne-sur-Loire. Un coche tirado por un solo caballo me transportó durante unas dos horas. A pesar de la noche y la dificultada de visión, me llamó la atención un nombre: Villaine, pero no era éste el fin del viaje.
–Ha visto usted el aparato que iba a llevarle?
 –Evidentemente. -¿Lo tocó usted antes de subir?
–Toqué el “sas” de entrada, que estaba a 1,50 metros del suelo. Bien, necesitaba apoyarme en él para subir.
 –Y en ese momento, ¿se sentía usted como en segundo estado, tenía toda lucidez, o bien transcurría todo como en un sueño?
 – Estaba emocionado pero perfectamente lúcido. Lo más sorprendente es que me encontré en estado de ingravidez, desde que hube atravesado el “sas”. El aparato se elevó verticalmente y tomó su vuelo sobre el eje aproximativo  Auxerre-La Rochela» (Charroux 1969, 313)

En otro párrafo diría:

«El viaje duró una hora y media. Todo pasó muy deprisa; pero una vez allí, debo decir que mi lucidez ya no estaba conmigo. El platillo volante –el vaid- pasó a la velocidad gravital y después, con sus ocupantes, al antitiempo. Supe después que, antes de bascular el vaid, aceleró a 872.000 unidades gravitales terrestres, y que basculó tres veces en el trayecto Tierra-Alfa del Centauro» (Charroux 1969, 313)

En una descripción casi escapada de las mil y una noches, Charroux decidió presionar al evasivo MYE.

«-¿Ha traído usted fotos, algún objeto, un film, un testimonio de su temporadita en Baavi?
-No, porque cuando subí al platillo, y también al bajar estaba completamente desnudo.
-¿Entonces cómo será posible creer a los terrícolas lo que usted cuenta? Sabe usted muy bien que en nuestros días, hace falta una prueba para que a uno lo tomen en serio.
-Muy justo –dice MYE …-, Usted no tiene obligación de creer en mi palabra …, pero puedo revelar el secreto de la antigravitación y el de la fabricación de los platillos. Usted hará que todo físico que lo desee de su parecer de experto sobre los documentos. Si estos datos son válidos, entonces es preciso que me crean. Si sólo son divagaciones, usted sacará la conclusión que le imponga» (Charroux 1969, 315)

Aunque Charroux presentó algunos aspectos del caso Baavi, omitió quizás como una forma de salvaguardar al testigo MYE, apuntes sobre su verdadera identidad, que permitiría arrojar más luz sobre la controvertida historia. Hubo que esperar algunas décadas para que finalmente se pudiera develar, quién se refugiaba tras el alias del denominado MYE.

Top Secret, revista que develó, la
verdadera identidad de Emen-Ys.
Todo se precipitó en marzo de 2011, cuando el escritor francés Pierre Oul’Chen publicó en la revista Top Secret un artículo[3] sobre los baavis, descubriendo en realidad que tras MYE se revela Stephan Ritchen, según narra Alain Moreau[4] en su sitio Mondenouveau.

 Cuenta Oul-Chen, Ritchen, habrían nacido en 1910 en Saint Maixent, Deux-Sévres, y que su aventura sahariana tuvo como objetivo, descubrir evidencias atlantes. En 1934 se produce su encuentro con anciano tuareg, que lo conduce hacia “el escondite atlante”.

«Hace un trato con él, y ambos van al sudeste de Argelia, al pie del Tassili N-Ajjer. Los comienzos de su expedición son infructuosos. Terminan encontrando un frasco sellado, lo abren y los dos hombres dejan manuscritos en árabe antiguo, que se podrían remontar al año 800. Stephan está un poco decepcionado, paga lo que había prometido al anciano y se va solo, se une a una caravana que regresa a Mogodor (Essaouira), Marruecos» (Moreau, A. Le contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea] 2016. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]

Sin embargo entre los pergaminos, Ritchen, se topa con documentos que parecían más antiguos, con un tipo de escritura desconocida, aunque al parecer guardan alguna relación con la grafía china, según sabría más tarde. En 1944 plena guerra mundial, se alista como oficial de enlace francés, para las fuerzas británicas, siendo durante éste período que sería abordado por lo insólito.

El artículo de Pierre Oul'Chen,
sobre el contacto de 1944.

«Una noche de noviembre de 1944, fue emboscado, y cuatro hombres lo obligan a subir a un carro tirado por un caballo. La tripulación se detuvo en un claro. Stephan Ritchen descendió. Fue entonces cuando este último se enfrentó a lo extraordinario: un aparato desconocido, inmóvil y silencioso. Los secuestradores desvistieron a Stephan Ritchen y le secuestraron el famoso pergamino (que siempre tenía guardado con él).

Una especie de gigante vestido de blanco y con casco, le hizo subir al aparato donde le entregaron lo que evocaba un traje espacial. Stephan Ritchen desapareció durante dos meses antes de reaparecer en Mongolia.

Su nuevo apellido se conoció desde entonces como Emen- Ys (EM-Y). A su regreso a la Tierra, sus captores le habían devuelto la ropa, junto con el pergamino y salvoconducto para todo el territorio chino. Desde enero de 1945, Emen-Ys cruzó China (con la intención de unirse a Francia), pero los ingleses lo llevaron de regreso a Hong Kong. Luego se unió a Rusia, regresando a Siberia donde se hizo amigo de un trampero ruso. Con éste último pasó por Alaska a través del Estrecho de Bering. Los dos viajeros viajaron por todo Estados Unidos, cruzando el Amazonas y la Cordillera de los Andes en busca de antiguas civilizaciones[5]. Emen- Ys dijo que estaba buscando rastros de contactos extraterrestres que se remontan al período maya.

En 1963, Emen-Ys y su amigo decidieron regresar a Asia. Emen-Ys pasó un año en las mazmorras chinas. Considerado un sujeto ruso, Emen-Ys fue enviado de regreso a Siberia, siempre en compañía de su amigo trampero. Este último murió en 1965 en el hospital de Deverkhoyansk en el noroeste de Siberia. Las autoridades rusas cuestionaron a Emen-Ys. Se casó en Febrero de 1967 con una enfermera rusa (Yoroel), y ambos se establecieron en Mongolia» (Moreau, A. Le contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea].  http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]

Según sigue relatando este autor, en enero de 1968 se produce el segundo viaje de Ritchen a Baavi, que lo tendrá visitando ese planeta hasta setiembre del mismo, y que lo depositará a su regreso en Francia, aunque luego volvería a tierras mongolas, donde empezaría a escribir sus experiencias con los baavianos. Desde allí nacería un grupo clave en cuanto a divulgación, Le resau Baal Contrat (La Red de Contrato Baal).

El grupo dio lugar a una serie de obras circuladas de manera bastante confidencial en forma de monografías, resumiendo la idea de los pensamientos de los baavis, y de los viajes de Emen-ys a Baavi. En 1970  nace DM  como órgano difusor de la Le resau Baal Contrat, y que además de Francia, el grupo extenderá sus filiales a Bélgica, y más tarde a otros países.

El enigmático Jean Roy.
Luego del fallecimiento de su esposa, Ritchen decide retirarse a las montañas de Altai en Mongolia, donde fallecerá en 1975. Quién proporcionara toda esta información para el artículo de Pierre Oul’chen, fue Jean Roy, medio hermano de Ritchen y quién curiosamente es citado por Charroux en El libro del pasado Misterioso, 1973, a través de un retrato, como «representante en la Tierra de los extraplanetarios de Baavi», aunque sin brindar datos adicionales de esta inclusión, a todas luces de importancia en el caso.

La omisión es más inquietante porque Stephan Ritchen, ahora reconvertido en Emen-Ys, sigue siendo invisible ante la ausencia de fotografías, lo cual lleva a cuestionar porqué se presenta a Roy en el texto de Charroux, y no su hermanastro de mayor importancia, cuyo rastro sigue ausente.

Esta cuestión me llevó a tratar de ahondar en la información de este expediente, que me permitieran aportar más pistas al respecto. 

Un nombre, Roger Lorthioir, fue clave para iniciar mi pesquisa. Quién fuera presidente de la Federación Belga de Ufología, es mencionado como receptor de cartas por parte de Ritchen, que al parecer además de Charroux, inició contacto con otros investigadores.

Lamentablemente Lorthioir se encuentra fallecido, pero puede acceder al ufólogo belga, Thierry Rodhan[6], quién fuera cercano a Lorthioir, accediendo amablemente a una entrevista.



[1] Término de ascendencia tibetana, y comparado en funcionamiento con los vimanas hindúes. Según se narra, estos dispositivos, «pueden moverse a una velocidad mayor que la luz y viajar en el tiempo, incluido el tiempo negativo, lo que permite por ejemplo, llegar a una meta un día antes de la partida» (Moreau, A. Le contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea]. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]
[2] Esta referencia, como  bien advierte Charroux, tiene su origen en el trabajo del profesor bielorruso, M. Agrest, que en 1959 lanzara esta hipótesis.
[3] Oul’Chen, P. Ovni : 1944 Le premier contact , Les mystères du Réseau Bâal Contrat, 2011. En: Top Secret, nº 53, feb-marz, p.14-19.
[4] (Moreau, A. Le contacté S. Ritchen, planète Bâavi [en línea] 2016. http://www.mondenouveau.fr/le-contacte-stephan-ritchen-et-la-planete-baavi/ [Consulta:28-02-2018.]
[5] Similar exploraciones haría durante la década del cincuenta y sesenta George Hunt Williamnson, conocido contactado norteamericano, autor de  El Secreto de los Andes y otros libros, narrando sus pesquisas, y quién participara en el primer contacto de Adamski, con un supuesto venusino, desierto de Mojave, USA, 1952.
[6] Editor en jefe de la revista ParadoXe y presidente de Rencontres de l'Extraordinaire. Actualmente reside en Koekelberg, Bélgica.

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